22octubre10
Mujer, que no Kika, al borde de una noche con algo de nervios que, en alguno laberinto de pasiones, entre tinieblas y lleno de Pepis, Lucis, Boms y otras chicas del montón, se quedó en carne trémula de tantos abrazos, algunos rotos, de algún matador con mala educación que quería hablar con ella y decirle ¡Átame! o algo con respecto a la flor de su secreto o mismo un poco sobre su madre, mientras la piel que habita quería volver a casa y ella se preguntaba ¿Qué he hecho yo para merecer esto?
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